IRÁN: Un Regalo para los Ojos y los Sentidos II

IránLos aromas de su excelente gastronomía, las capitales ancestrales, sus impresionantes caravanserais y la infinidad de rincones nos esperan hoy en nuestra andadura por tierras imperiales persas.

Dejamos Teherán y la sublime Isfahán del lunes pasado para seguir ruta hacia el Sur. Si te perdiste el post anterior, ¡haz click aquí para integrarte en este viaje por el mítico Irán!

IránEl siguiente lugar en el que nos vamos a detener es Yazd. Una antigua ciudad que se encuentra adaptada al desierto que la rodea. Callejuelas, mezquitas y bazares comparten el territorio del corazón del zoroastrismo. Una religión que data del catapún-chimpún-gorigorigori-tarantantán o, lo que es lo mismo, de hace unos 4.000 años.

Allí se puede observar la mezquita de Jameh, el Templo del Fuego, las Torres del Silencio, el complejo Amir Chakhmag y otros tantos lugares de interés para entender a fondo su cultura.

IránUn ritual curioso de ver allí es el Zurkhaneh. Un gimnasio en el que se ejercitan los luchadores de koshti (un tipo de lucha libre persa). Agarran una especie de zanahorias gigantes de madera, empiezan a hacer giros varios y todo el mundo empieza a sudar a tope. Si llegas oliendo a Dior, sales oliendo a Sudior seguro.

IránEn muchos de sus bazares parece haberse detenido el tiempo. Te puedes imaginar a Marco Polo (quién de hecho pasó por esta población) comprándose unos pistachitos por allí con su mochililla de piel de cabra, su flamante “no-reloj” y su inseparable guía de viajes de papiro. Un grande.

Por las noches te puedes fumar una shisha con tus nuevos amigos en un ambiente relajado y auténtico. Charlas eternas sobre la vida, el devenir del ser humano como especie y, como no, las últimas “apps” para el iphone.

IránNo muy lejos de Yazd se encuentra Kharanaq. Una ciudad abandonada y también milenaria al pie de las montañas. Es un laberinto de casas de adobe por el que puedes dar rienda suelta al Indiana Jones que llevas dentro pero cuidado, ¿eh? que muchas de esas casas tienen mil años y con un estornudo tiras tres y muy probablemente te caigan encima.

IránUno de los lugares que más disfruté y que más me gustó fue dormir en un caravanserai (o caravasar). Viene a ser la versión antigua de un albergue/hostel u hotel. Tras largas jornadas de viaje, especialmente en la Ruta de la Seda, los mercaderes y otros viajeros paraban en estos hospedajes para descansar y echarse unas risas. Solían estar ubicados a distancias equivalentes al recorrido que podían avanzar las caravanas en un día. Muy bien pensado.

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IránIránSon sitios míticos muchos de ellos. En el que tuve la suerte de pernoctar era un lugar realmente mágico. En medio del desierto, con montañas en el horizonte y bien conservado. Tenía dos clases: la “business” con sus espaciosas habitaciones y la “misery” con sus espaciosos… pasillos y todos algo más apiñados compartiendo ronquidos y otros ruidos nocturnos. Viajar es genial, ¿no? En cualquier caso, ambas son experiencias cómodas y los ruidos, no tantos. Llega uno tan cansado…

IránLa continuación del viaje puso mi trasero en Persépolis, que no significa otra cosa que “Ciudad Persa”. Un yacimiento arqueológico en decente estado de conservación (y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) que, en su día, albergó la capital del imperio persa durante la época aqueménida (¿Quién no recuerda esta época? Qué tiempos, ¿eh…?). Tumbas reales, columnas, esculturas, capiteles, cornisas y otros elementos que hacen las delicias de los aficionados a la historia y la arqueología.

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Se pasaron allí casi 200 años llevando piedritas de un lado para otro con mucho esfuerzo hasta que llegó Alejandro Magno, pegó dos bofetones con la mano bien abierta e impuso su ley.

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Y finalmente llegué a Shiraz, centro cultural del país. Con sus universidades, el fuerte Karim Khani como centro neurálgico, su fantástico bazar y sus estupendas teterías tradicionales entre otros.

En esta ciudad pude ver algunas de las mezquitas que más me han impresionado en mis viajes. No por el tamaño o la opulencia sino por lo acogedoras y relajantes. Lugares para sentarte a reflexionar durante horas, para tener la oportunidad de sentirte fotógrafo profesional por un día. Una verdadera maravilla.

Irán¿Y la comida? ¿¿Qué hay de la comida?? Pues sencillamente un lujo. Gastronomía rica y variada. Desde los dos “bocatas” de sesos de oveja (no pongáis esa cara) que me comí tan contento hasta el tachin de pollo o cordero pasando por excelentes pistachos en todas sus modalidades y una especie de fideos congelados como postre. Tienen infinidad de platos a cada cual más suculento. Arroz en todas sus formas y los dulces… la perdición de los amantes del azúcar…

IránA mi me gusta ir por las calles y meterme en sitios aleatorios, ver qué hay y pedir lo que parece comerse todo el mundo. Sea lo que sea. Yo me lo como. Aparte, es una buena forma de integrarse en su cultura aunque luego te pases el día en el baño. Te llevas el panfleto de Persépolis y lees sobre la época aqueménida que hay que aprender de todo.

IránNo me voy a despedir hoy de todos vosotros sin antes contaros una pequeña historia sobre Irán que cierta persona me contó en cierto lugar y que tiene que ver con la “igualdad” de sexos en este país. Las mujeres, si no son vírgenes en el momento de consumar el matrimonio, corren alto riesgo de ser rechazadas por sus todavía no-maridos. Este señor, que era médico e iraní, me relataba como las mujeres van a médicos clandestinos para reconstruirse el himen (no me hagáis explicar lo que es, please). Pero como en el espionaje, existe el contraespionaje. Muchas veces, la familia del novio manda a su propio médico a comprobar si el himen de la novia ha sido reconstruido.

IránHechos impensables en occidente pero que, hoy en día, ocurren. Ahí queda eso.

Y, por el momento, terminamos con Irán. Un país que no defraudará a aquél que lo visite sin lugar a dudas aunque sea como experiencia y como una lección más sobre este mundo tan apasionante que nos rodea.

¡¡Hasta el lunes que viene!!

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2 reflexiones sobre “IRÁN: Un Regalo para los Ojos y los Sentidos II

  1. Vladimir

    Poderoso reportaje de usted como cuento de Sheherezade, el mejor reportaje de usted en 2016, con mezquitas encantadoras, ciudades abandonadas habitadas por jinns, ruinas de Persepolis que evocan Alexander de Makedonia, bazares exoticos donde vender lamparas de Aladino y alfombras voladoras… usted escribe hermoso con mucha substancia, usted parece viajero Sindbad Marino.

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