TRAVELZUNGU » Kiribati http://www.travelzungu.com The Travel Blog Wed, 06 May 2020 13:51:34 +0000 es-ES hourly 1 KIRIBATI: ¿Un Lugar para Perderte? II http://www.travelzungu.com/es/kiribati-un-lugar-para-perderte-ii/ http://www.travelzungu.com/es/kiribati-un-lugar-para-perderte-ii/#comments Mon, 28 Sep 2015 07:02:10 +0000 http://www.travelzungu.com/?p=1383 Hoy seguimos en Kiribati, con sus zurullos en el agua, relatándoos las cosas que me ocurrieron en tan paradisíaco país. Si os perdisteis el post anterior, haced click aquí. Podréis seguir mejor la Cont →

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Hoy seguimos en Kiribati, con sus zurullos en el agua, relatándoos las cosas que me ocurrieron en tan paradisíaco país. Si os perdisteis el post anterior, haced click aquí. Podréis seguir mejor la historia y sus personajes. Vamos allá…

No todo eran actividades diurnas. Aunque estos atolones no son precisamente Ibiza un sábado de verano, en algunas islas hay algún lugar donde tomarte una cerveza y conocer gente.

Por las noches me iba a un bar cerca de mi alojamiento donde pude compartir horas con gente de todos los orígenes. Un empresario australiano, mi nuevo amigo indio con sus eructos, unos marineros ecuatorianos, otros papuanos… Los mejores momentos eran siempre al final, cuando me quedaba a veces tomándome unos cuantos Jeam Beams (era lo que estaba de moda) con los marineros papuanos. Intercambiamos mil y una historias y me hablaban sobre sus vidas dentro del barco durante tanto tiempo sin ver tierra.

Las mujeres que atendían el local, y muchas en la isla, estaban casadas con marineros a los que veían una o dos veces al año pero su estatus de mujeres casadas era preferible para ellas. Allí entendí bien aquello de “una mujer en cada puerto“…

Kiribati

Ya de día, y con el afán de seguir conociendo el atolón, nos fuimos, Don Eructo y yo, al siguiente islote con nuestro conductor. El tema es que el coche no puede pasar porque no hay puente pero, cuando la marea está baja, se puede cruzar caminando con el agua por los tobillos (o los pezoncillos según el momento). El coche nos llevó hasta donde pudo y me di cuenta de que mi amigo no iba vestido precisamente para la playa. Más bien para recibir al presidente de Kiribati. Pantalón de pinzas, botines de cuero, camisa…

Nos quedamos ambos mirando al horizonte, al otro lado… Pero este hombre no se movía. Le pregunté: “Brother, ¿vas a cruzar así?”. No decía nada. Le miré pero parecía como ido. Yo pensaba: “A ver si le ha dado a este hombre un ictus y se ha quedado tieso…”. Le hablé de nuevo: “¿Cruzamos?“. Con la mirada fija en la orilla opuesta, negó con la cabeza y dijo: “¡Es que no pienso cruzar por el agua!“. A lo que le susurré: “Y… ¿Qué esperabas? ¿Que iba a venir Moisés a echarnos una mano? Anda, déjate de historias que no has venido hasta aquí para quedarte amodorrado en una silla mirándote el ombligo…”.

Estuvimos allí un rato mientras le convencía. Al final, se quitó los botines, se remangó el pantalón, eructó de soslayo y cruzamos los 100 metros que nos separaban de la otra orilla.

Kiribati

Lo primero que nos encontramos fue una cabeza de perro decapitada sobre la arena. No os pongo la foto porque no es muy agradable, la verdad. Pero tras seguir por la playa llegamos a un pequeño alojamiento rústico. Muy básico, sin prácticamente nada pero con un par de palafitos sobre el mar que eran alucinantes. Tras descansar allí un rato apareció la chica guapa (australiana creo yo) que había visto en el aeropuerto… en traje de baño… El indio eructó y yo respondí: “Así es…”. Como no soy un depredador pastoso de playa, seguimos camino a un criadero de almejas gigantes. Lo de gigante no es porque sí. Pueden llegar a medir más de un metro, pesar más de 200 kilos y ¡¡vivir más de 100 años!!

Kiribati

De múltiples y brillantes colores (azul, verde, rojo, amarillo…), se exportan a todo el mundo para acuarios. Son hipnóticas. Se pueden ver haciendo snorkel o buceando en algunos mares y océanos del mundo. En el mismo lugar había un australiano que fabricaba… ¡¡¡catamaranes de lujo!!! Allí, en medio de la nada. Sin carretera y rodeado de cocoteros. Curioso el hombre allí con sus herramientas.

Al volver y evitando que nos llegara la hora de la subida de la marea (si no, imaginaos, te puede llevar la corriente hasta el mar de zurullos en el interior de la laguna), tuvimos un momento de alta tensión.

Kiribati

Nos paramos un momento a tomar una foto. Me bajé del coche y me di cuenta de que estábamos justo en el lugar en el que comienza la pista de aterrizaje del aeropuerto. Son sitios tan pequeños y tienen tan pocos vuelos que la pista no está vallada y la gente pasea por ella. Puedes perfectamente recorrerla caminando o tumbarte a tomar el sol (bueno, mejor dicho, freírte como un huevo).

Al subir de vuelta al coche, un tremendo estruendo inundó el ambiente. Cada vez más fuerte. ¿Cuál era la probabilidad de que justo en ese momento llegase un avión? Pues muy pocas, queridos amigos, muy pocas. Pero así fue. Por el lado derecho vimos como un Boeing 737 estaba a punto de tomar tierra encima de nuestras cabezas.

El conductor se quedó bloqueado y empezamos a gritar a la vez: “¡¡ARRANCAAAAAA!!“. Y el conductor dijo: “PERO… ¿¿¿VOY HACIA DELANTE O HACIA ATRÁS???”. Y me salió del alma un desgarrador grito: “¡¡¡PERO QUÉ MÁS DAAAAAA!!! ¡¡¡HACIA DELANTEEEEE!!! ¡¡¡PERO ACELERAAAAAA!!!“. Y picando rueda nos salimos de la pista. Con los ojos desorbitados vimos cómo el avión tomaba tierra a nuestro lado. ¡Tan desorbitados como los de sus atónitos pasajeros! Qué susto más gordo. Nos hicimos caquita. Fue el único momento del viaje en el que esperaba el eructo de mi amigo para recordarme, al menos, que seguíamos vivos…

Kiribati

Después de tan impactante experiencia nos fuimos cada uno a su lugar a dormir una siesta. En Kiribati sí que saben de siestas. Hay gente durmiendo a todas horas por todos lados. ¡¡En España somos unos principiantes a su lado!! Así que con un eructo de mi amigo y un buen ronquido de mi parte, ¡¡me despido hasta la semana que viene!! no sin antes recordaros que si os gustan y tenéis la oportunidad de visitar este tipo de lugares, no dejéis de hacerlo. Son experiencias únicas, cargadas de historia, de sonrisas de gentes amables, de charlas, de paisajes de película y de sensaciones para recordar siempre.

Si queréis leer más sobre islas del Pacífico, echad un vistazo a Vanuatu, Tuvalu, Fakarava, en la Polinesia Francesa, Islas Salomón, Nueva Zelanda, Isla de Pascua e Islas Cook. ¡Y ya vendrán muchas más!

¡¡Hasta el lunes!!

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KIRIBATI: ¿Un Lugar para Perderte? I http://www.travelzungu.com/es/kiribati-un-lugar-para-perderte/ http://www.travelzungu.com/es/kiribati-un-lugar-para-perderte/#comments Mon, 21 Sep 2015 07:12:44 +0000 http://www.travelzungu.com/?p=1364 ¿Islas remotas? ¿Océano Pacífico auténtico? ¿Playas impresionantes? ¿Reliquias de la Segunda Guerra Mundial? ¿No quieres que te encuentren? El atolón de Tarawa en Kiribati tiene todo esto y más. ¡¡Vaya lugar!! Dejamos el Cont →

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¿Islas remotas? ¿Océano Pacífico auténtico? ¿Playas impresionantes? ¿Reliquias de la Segunda Guerra Mundial? ¿No quieres que te encuentren? El atolón de Tarawa en Kiribati tiene todo esto y más. ¡¡Vaya lugar!!

Dejamos el arnés de los cortantes tsingys de Madagascar y nos ponemos de nuevo el pareo para trasladarnos al Océano Pacífico… a lo más profundo de Oceanía… Hoy nos vamos a Micronesia y, en concreto, a Kiribati.

Este país está compuesto por 33 atolones y una isla volcánica. Dicho así, no parece mucho pero… están taaaaaaaaaaaaaaan separadas que, para que os hagáis una idea, desde la primera isla hasta la última, hay más de 4.500 kilómetros de distancia. Algo así como de Madrid a Teherán en Irán o Malabo en Guinea Ecuatorial. O de Buenos Aires a Bogotá e incluso más que desde Miami a Seattle. Vamos, como para una prisa…

Kiribati

Por remotas que parezcan, fue el español Capitán Saavedra el primer europeo en llegar a la conquista de Tarawa en 1.528. Las llamó las Islas de la Reina Catalina (por Catalina de Aragón). Llegaron allí con sus zapatos puntiagudos y sus pantalones inflados hasta la rodilla, se tomaron unas aguas de coco bien cargadas y siguieron rumbo por la zona hasta la Isla de Carolina.

Curiosamente, la Isla de Carolina, la más oriental de todas de Kiribati tiene una particularidad y es que es el lugar del mundo al que antes llega el año nuevo. Muchas horas antes de que los norteamericanos empiecen a darse morreos, nosotros nos atragantemos con las uvas o los italianos empiecen a cocinar sus lentejas, allí ya están… no sé… lanzando cocos al aire o haciendo castillos de arena. Bueno, allí no porque está deshabitada pero sí en la habitada más cercana, Kiritimati (o Isla de Navidad. Qué bonito, Papa Noel con su pareo rojo…).

Hoy en día, Tarawa, atolón que tiene el título de capital del país, desafortunadamente tiene más fama por haber sido un sangriento campo de batalla entre norteamericanos y japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Desde búnkeres a artillería pesada se pueden encontrar por todo el atolón. Muchas vidas se perdieron. Especialmente en Red Beach (Playa Roja).

Kiribati

Como Tuvalu, a estos atolones se los está tragando el océano. Como dato, os puedo decir que el punto más alto de Tarawa está a tres metros sobre el nivel del mar. Si esperáis mucho para ir ¡no os olvidéis de llevar unos buenos zancos!

Yo llegué desde Fiyi, una de las pocas opciones para llegar hasta allí. Se me hace la boca agua cada vez que llego a un atolón. Es una de las vistas más bonitas que se pueden tener desde un avión.

Al llegar me sorprendió ver a dos viajeros más. Uno era un señor de Fiyi de origen indio. El otro, una chica bellísima que parecía de origen australiano. Claro, no hay muchos alojamientos en este lugar así que yo pensaba: “¡¡Espero que se quede en el mismo sitio que yo!! (me refiero a la chica… el señor será majísimo pero… no es lo mismo…)”. Tras el barullo inicial de maletas y demás y cruzando los dedos para que mis deseos fueran cumplidos, en unos minutos estaba montado en un transporte… con el señor…

Kiribati

Me decidí a organizar pequeños tours para los siguientes días por el atolón para lo que conseguí un conductor y le propuse al señor que se apuntase. Accedió sin dudar. Me contaba que como no estaba casado ni tenía hijos, le gustaba visitar lugares en su tiempo libre y allí estaba. Pues nada, no se hable más, best friends.

Nuestra primera visita fue a un pequeño restaurante para comer antes de perdernos por la isla. Estaba preparado para un buen pescado. Siendo una isla y con mar en todas las direcciones, aquello tenía que ser un festín. Pero no… primera sorpresa… Atentos a la conversación con la camarera:

Yo: “Buenos días, buena mujer. ¡¡Estamos preparados para su mejor pescado!! ¿qué nos recomienda?”. Decía al tiempo que me frotaba las manos.

Camarera con grano en el labio: “No, pescado aquí no tenemos”. Me respondió con poco interés.

Yo: “Pero, pero, pero… ¿Cómo no va a haber pescado? anda… venga, uno así con pocas espinas bien rico…”. Le repliqué incrédulo.

Camarera con grano en el labio: “Ya le digo que no tenemos pescado. Prácticamente toda la pesca de la zona se exporta…”. Me dijo como con prisa.

Yo: “¿En serio? entonces, ¿¿qué podemos comer aquí??”.

Camarera con grano en el labio: “Pues carne de vaca…”.

Yo: “Pero… ¿¿¿de qué vacas??? ¡¡si aquí no hay!! ¿¿De dónde viene la carne??”. Le pregunté.

Camarera con grano en el labio: “¿¿¿De dónde va a venir??? ¡¡¡DEL SUPERMERCADO!!!“. Dijo levantando la voz.

Yo: “¡Ah! Mira tú… me quedo más tranquilo… Bueno, pues nada, tráiganos un par de filetes con patatas… típicos de aquí…”. Concluí resignado.

Para colmo, mi nuevo amigo no hacía más que eructar. Con el paso de los días llegué a pensar que era parte del acento de su idioma o algo así, aunque no he conocido todavía a nadie que tenga ese acento tan pronunciado.

Tras devorar dos suelas de zapato típicas nos dirigimos a Betio. Una de las poblaciones más densamente pobladas del Pacífico. La verdad es que se salía la gente aparte de la falta de higiene. ¡¡Viven muy hacinados!!

Kiribati

Como en algunos otros lugares del mundo, me encontré con médicos cubanos. ¡Ojo! médicos cubanos… en Kiribati… Lo comenté con mi amigo indio, él me miró y, en vez de decir algo, eructó sonoramente. Le miré, me quedé unos segundos mirándole… y seguimos ruta…

Me entraron unas ganas irrefrenables de bañarme por esa zona de la isla así que paramos y empecé a correr hacia el mar (como os digo, está siempre a tan sólo unos metros), con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, despojándome de la camiseta, las sandalias, etc. mientras me acercaba al mar a toda velocidad. Mis lorzas rebotando y mis ojos cada vez más abiertos… y me dispuse a saltar al agua con estilazo pero, de repente, escucho: “¡¡NOOOOOO, NO TE METAAAAASSSS!!“. Y yo: “¿¿¿¿PORQUÉEEEEEE????“. Y me responden: “¡¡¡PORQUE ESTÁ LLENO DE ZURULLOOOOSSSS!!!” Y yo: “¿¿¿QUE ESTÁ LLENO DE QUÉEEEE???“. Y  gritan: “¡¡¡¡DE ZURULLOOOOOOSSSS!!!!“. En ese momento frené mi carrera como pude (probablemente con una postura muy poco sexy). Mi gozo en un pozo… ¡¡¡MUCHA GENTE HACE CACA EN EL MAR!!! Tuve que esperar a ir a otra parte de la isla para evitar un encuentro poco deseado. Hay más zurullos bañándose que personas.

Kiribati

Llegado este punto y para que no se os haga largo, creo que voy a dividir el post en dos porque tengo todavía unas cuantas cosas que contaros de Kiribati. Así que me planto aquí y ¡¡la semana que viene más!! ¡Prometido!

Si queréis mientras leer más sobre islas del Pacífico, no es perdáis Vanuatu, Tuvalu, Fakarava, en la Polinesia Francesa, Islas Salomón, Nueva Zelanda, Isla de Pascua e Islas Cook.

¡¡Hasta el lunes que viene!!

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