KIRIBATI: ¿Un Lugar para Perderte? I

¿Islas remotas? ¿Océano Pacífico auténtico? ¿Playas impresionantes? ¿Reliquias de la Segunda Guerra Mundial? ¿No quieres que te encuentren? El atolón de Tarawa en Kiribati tiene todo esto y más. ¡¡Vaya lugar!!

Dejamos el arnés de los cortantes tsingys de Madagascar y nos ponemos de nuevo el pareo para trasladarnos al Océano Pacífico… a lo más profundo de Oceanía… Hoy nos vamos a Micronesia y, en concreto, a Kiribati.

Este país está compuesto por 33 atolones y una isla volcánica. Dicho así, no parece mucho pero… están taaaaaaaaaaaaaaan separadas que, para que os hagáis una idea, desde la primera isla hasta la última, hay más de 4.500 kilómetros de distancia. Algo así como de Madrid a Teherán en Irán o Malabo en Guinea Ecuatorial. O de Buenos Aires a Bogotá e incluso más que desde Miami a Seattle. Vamos, como para una prisa…

Kiribati

Por remotas que parezcan, fue el español Capitán Saavedra el primer europeo en llegar a la conquista de Tarawa en 1.528. Las llamó las Islas de la Reina Catalina (por Catalina de Aragón). Llegaron allí con sus zapatos puntiagudos y sus pantalones inflados hasta la rodilla, se tomaron unas aguas de coco bien cargadas y siguieron rumbo por la zona hasta la Isla de Carolina.

Curiosamente, la Isla de Carolina, la más oriental de todas de Kiribati tiene una particularidad y es que es el lugar del mundo al que antes llega el año nuevo. Muchas horas antes de que los norteamericanos empiecen a darse morreos, nosotros nos atragantemos con las uvas o los italianos empiecen a cocinar sus lentejas, allí ya están… no sé… lanzando cocos al aire o haciendo castillos de arena. Bueno, allí no porque está deshabitada pero sí en la habitada más cercana, Kiritimati (o Isla de Navidad. Qué bonito, Papa Noel con su pareo rojo…).

Hoy en día, Tarawa, atolón que tiene el título de capital del país, desafortunadamente tiene más fama por haber sido un sangriento campo de batalla entre norteamericanos y japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Desde búnkeres a artillería pesada se pueden encontrar por todo el atolón. Muchas vidas se perdieron. Especialmente en Red Beach (Playa Roja).

Kiribati

Como Tuvalu, a estos atolones se los está tragando el océano. Como dato, os puedo decir que el punto más alto de Tarawa está a tres metros sobre el nivel del mar. Si esperáis mucho para ir ¡no os olvidéis de llevar unos buenos zancos!

Yo llegué desde Fiyi, una de las pocas opciones para llegar hasta allí. Se me hace la boca agua cada vez que llego a un atolón. Es una de las vistas más bonitas que se pueden tener desde un avión.

Al llegar me sorprendió ver a dos viajeros más. Uno era un señor de Fiyi de origen indio. El otro, una chica bellísima que parecía de origen australiano. Claro, no hay muchos alojamientos en este lugar así que yo pensaba: “¡¡Espero que se quede en el mismo sitio que yo!! (me refiero a la chica… el señor será majísimo pero… no es lo mismo…)”. Tras el barullo inicial de maletas y demás y cruzando los dedos para que mis deseos fueran cumplidos, en unos minutos estaba montado en un transporte… con el señor…

Kiribati

Me decidí a organizar pequeños tours para los siguientes días por el atolón para lo que conseguí un conductor y le propuse al señor que se apuntase. Accedió sin dudar. Me contaba que como no estaba casado ni tenía hijos, le gustaba visitar lugares en su tiempo libre y allí estaba. Pues nada, no se hable más, best friends.

Nuestra primera visita fue a un pequeño restaurante para comer antes de perdernos por la isla. Estaba preparado para un buen pescado. Siendo una isla y con mar en todas las direcciones, aquello tenía que ser un festín. Pero no… primera sorpresa… Atentos a la conversación con la camarera:

Yo: “Buenos días, buena mujer. ¡¡Estamos preparados para su mejor pescado!! ¿qué nos recomienda?”. Decía al tiempo que me frotaba las manos.

Camarera con grano en el labio: “No, pescado aquí no tenemos”. Me respondió con poco interés.

Yo: “Pero, pero, pero… ¿Cómo no va a haber pescado? anda… venga, uno así con pocas espinas bien rico…”. Le repliqué incrédulo.

Camarera con grano en el labio: “Ya le digo que no tenemos pescado. Prácticamente toda la pesca de la zona se exporta…”. Me dijo como con prisa.

Yo: “¿En serio? entonces, ¿¿qué podemos comer aquí??”.

Camarera con grano en el labio: “Pues carne de vaca…”.

Yo: “Pero… ¿¿¿de qué vacas??? ¡¡si aquí no hay!! ¿¿De dónde viene la carne??”. Le pregunté.

Camarera con grano en el labio: “¿¿¿De dónde va a venir??? ¡¡¡DEL SUPERMERCADO!!!“. Dijo levantando la voz.

Yo: “¡Ah! Mira tú… me quedo más tranquilo… Bueno, pues nada, tráiganos un par de filetes con patatas… típicos de aquí…”. Concluí resignado.

Para colmo, mi nuevo amigo no hacía más que eructar. Con el paso de los días llegué a pensar que era parte del acento de su idioma o algo así, aunque no he conocido todavía a nadie que tenga ese acento tan pronunciado.

Tras devorar dos suelas de zapato típicas nos dirigimos a Betio. Una de las poblaciones más densamente pobladas del Pacífico. La verdad es que se salía la gente aparte de la falta de higiene. ¡¡Viven muy hacinados!!

Kiribati

Como en algunos otros lugares del mundo, me encontré con médicos cubanos. ¡Ojo! médicos cubanos… en Kiribati… Lo comenté con mi amigo indio, él me miró y, en vez de decir algo, eructó sonoramente. Le miré, me quedé unos segundos mirándole… y seguimos ruta…

Me entraron unas ganas irrefrenables de bañarme por esa zona de la isla así que paramos y empecé a correr hacia el mar (como os digo, está siempre a tan sólo unos metros), con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, despojándome de la camiseta, las sandalias, etc. mientras me acercaba al mar a toda velocidad. Mis lorzas rebotando y mis ojos cada vez más abiertos… y me dispuse a saltar al agua con estilazo pero, de repente, escucho: “¡¡NOOOOOO, NO TE METAAAAASSSS!!“. Y yo: “¿¿¿¿PORQUÉEEEEEE????“. Y me responden: “¡¡¡PORQUE ESTÁ LLENO DE ZURULLOOOOSSSS!!!” Y yo: “¿¿¿QUE ESTÁ LLENO DE QUÉEEEE???“. Y  gritan: “¡¡¡¡DE ZURULLOOOOOOSSSS!!!!“. En ese momento frené mi carrera como pude (probablemente con una postura muy poco sexy). Mi gozo en un pozo… ¡¡¡MUCHA GENTE HACE CACA EN EL MAR!!! Tuve que esperar a ir a otra parte de la isla para evitar un encuentro poco deseado. Hay más zurullos bañándose que personas.

Kiribati

Llegado este punto y para que no se os haga largo, creo que voy a dividir el post en dos porque tengo todavía unas cuantas cosas que contaros de Kiribati. Así que me planto aquí y ¡¡la semana que viene más!! ¡Prometido!

Si queréis mientras leer más sobre islas del Pacífico, no es perdáis Vanuatu, Tuvalu, Fakarava, en la Polinesia Francesa, Islas Salomón, Nueva Zelanda, Isla de Pascua e Islas Cook.

¡¡Hasta el lunes que viene!!

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2 reflexiones sobre “KIRIBATI: ¿Un Lugar para Perderte? I

  1. Isaac Mar del Plata

    ¿Y qué ocurrió con la chica bellísima que parecía de origen australiano? ¿Vos la sedujiste, o fue el señor indio de Fiyi quien lo hizo?

    Responder

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