Las ruinas al borde del mar, molan. Y molan porque si no te gustan las ruinas, tienes el mar y si estás hasta el cogote del mar, pues te distraes con las ruinas. Y si tienes ganas de todo pues… pues “travelgasmo” total.
Hoy salimos de Argel, la capital de Argelia que ya descubrimos la semana pasada y nos desplazamos a Tipaza (o Tipasa) a unos 70 kilómetros hacia el Oeste por la costa.
Ya de camino, el trayecto apunta a maneras porque, en el mismo, se encuentra el Mausoleo Real de Mauritania. Éste es el lugar de descanso de los reyes bereberes Juba II y Cleopatra Selene II (o Cleopatra VIII de Egipto) que no es, ni más ni menos, que la única hija de la archiconocida reina Cleopatra VII de Egipto (la que conocemos todos, la de las películas con serpientes y venenos varios) y Marco Antonio. Como veis, no es solo un montón de piedras en forma de pirámide circular, ¿eh? Que tiene su enjundia…
Pero evidentemente más notoria e interesante es la fantástica ciudad romana de Tipaza y sus ruinas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De origen fenicio, este lugar tuvo mucho auge en la época del imperio romano dadas sus conexiones con otras poblaciones mediterráneas influyentes.
Como muchas de aquellas, siglos después perderían tal influencia y, en este caso concreto, esta city terminó sirviendo de repositorio de piedras para la construcción de Argel. Si se lo hubiesen dicho a los romanos… pobrecillos, allí con sus flequillos de rizo corto pegados a la frente y sus alpargatas atadas hasta la rodilla… Más de uno habría gritado: “¡Pues paso de colocar las piedritas de los huev…! ¡¡Tanto esfuerzo ‘pa ná’!!”.
En cualquier caso, lo que nos queda allí son unas estupendas ruinas romanas frente al mar que cuentan, entre otros, con su anfiteatro, templos varios, viviendas con sus mosaicos, foro, curia, puerto, cementerio, fuente, baños, iglesias y hasta su gran basílica (y es que esta ciudad acogió el cristianismo con fuerza en el siglo III de nuestra era). Y sí, hay muchas, muchas columnas por todos lados. Mogollón de columnas.
No son las ruinas romanas más impresionantes que he visto y tampoco penséis que estáis llegando a Roma. Cuando digo ruinas, son ruinas… Las fotos os darán una pista de lo que queda en pie. No obstante, el lugar es genial y el azul del mar le pone la guinda a este histórico y precioso pastel.
Por supuesto, hay un museo también en este parque arqueológico por si quieres profundizar o ver mosaicos y esas cositas que a muchos les encantan.
Y yo, por hoy, dejo de escribir y me abro en forma de alicate. En otro momento hablamos más de Argelia y de lo que puede ofrecer… que es mucho…
¡Hasta la semana que viene!
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