A veces, más que una aventura con barro saliéndote por las orejas, lo que apetece es ir a lugares con encanto a pasear ¿o no? y Europa tiene rincones que son en muchos casos desconocidos (o no tanto según el caso). Para mí, uno de ellos, es Rovinj en Croacia.

Así que salimos de unos días intensos por Tayikistán y dejamos atrás Asia para irnos a Croacia. ¡¡Vámonos!!

Es cierto que con los viajes pasa como con los libros o las películas. No siempre nos apetece lo mismo. Depende del estado de ánimo, lo que hayamos leído o visto recientemente… En ocasiones (aunque pocas en mi caso), lo que yo quiero de un viaje es no tener que pensar, que me lo pongan todo un poquito más fácil pero siempre descubriendo algo nuevo. Todos los lugares tienen algún atractivo para mí.

A los que nos gusta viajar mucho siempre buscamos rincones y sitios que se salgan un poco de los destinos más visitados y hoy os traigo uno que me encantó. He de decir antes de nada que Rovinj no es un lugar escondido y que recibe unos cuantos turistas, especialmente en los últimos tiempos. No obstante, tiene mucho encanto y si se pueden evitar las temporadas altas, todavía mejor.

Rovinj es un pueblecito pesquero (y, además, de los de verdad) en la costa del Mar Adriático, en la península de Istria. Lleva allí nada menos que desde el siglo VII cuando fue fundado por los eslavos. En aquel momento era una isla pero desde la segunda mitad del siglo XVIII, es una península (no por arte de magia, ¿eh? Sino por arte de la mano del hombre).

Tanto de día como de noche, es un verdadero placer caminar por sus estrechas y empinadas callejuelas empedradas, disfrutar de sus plazas… ¡Es de lo más pintoresco! Aunque no creáis que va uno por allí en silencio, no. Las calles tienen hilo musical. Como lo oís. Música suave que te va acompañando allá donde vayas y hace de la experiencia algo especial.

Uno de sus puntos emblemáticos es la Iglesia de Santa Eufemia, que corona la colina que hay en el casco antiguo (y responsable de la pendiente de sus calles). Desde allí se pueden ver islas colindantes que se pueden visitar también.

También tiene calles comerciales muy cucas y un puerto pesquero auténtico. Con el desarrollo reciente del turismo, algunos hoteles se han ido remozando y diversos apartamentos están disponibles para el visitante. Algunos parecen la casa de Caperucita Roja. Muy “cuqui” todo. Romántico diría yo. Un buen lugar para pasear con tu alma gemela… o con quién te salga del pie, claro.

Por la noche hay una buena oferta de animados bares que sirven excelente cerveza local. Y ya puestos a pedir, os comento que el posible fumar en todos lados y, a más a más, todo es barato. ¡¡Viva Rovinj!!

En verano se puede uno bañar en sus alrededores, hacer snorkel, bucear, hacer senderismo, etc… ¿Y en Navidad? Árbol gigante y ¡¡pista de hielo!!

En definitiva, ahí os dejo una perla, una paradiña de relax para los que estéis por el Noreste de Italia, el Oeste de Eslovenia y directamente en Croacia. Es fácil llegar, es tranquilo, es adorable y está muy cerca de un lugar también precioso en el que se puede encontrar algo muy, pero que muy, preciado por muchos… ¿Qué será? La semana que viene os lo cuento…

¡¡Hasta entonces!!

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