Mozambique es un país impresionante y su capital, Maputo, goza de muchos privilegios para el viajero. No es una ciudad perfecta pero, de África, el continente de continentes, es una de mis preferidas. ¿Sabéis por qué? Hoy os lo cuento…
Así que vamos a dejar atrás Macao, Las Vegas de Oriente, y sus casinos de dimensiones siderales para volver a África y, en concreto, a un país al que volvería sin dudarlo: Mozambique. ¡Vámonos!
Este magnífico país daría para una buena batería de artículos pero hoy nos vamos a centrar en la capital y sus alrededores para abrir boca.
Cuando os hablé en su día de Guinea-Bissau, eso otro genial país africano, os comenté que aquellos países que fueron en su día colonias portuguesas tienen un aire especial. Hay un “buenrollismo” particular. Quizá sea por el idioma o por la relativa afinidad cultural pero el caso es que se siente (principalmente si somos españoles o de nacionalidades hispanas, claro). En cualquier caso, hay buen rollo para todos.
De una forma u otra, uno está, aunque de forma muy lejana, un poquito más cerca. Es evidente que compartimos más entre países iberoamericanos (no confundir con hispanoamericanos o latinoamericanos, ¿eh? Que son cosas bien distintas) y con sus antiguas colonias que con países que tuvieron encuentros históricos longevos con países anglosajones, por ejemplo.
Y Mozambique no es una excepción. El hecho de poder hablar en “portuñol” ya es un privilegio para el visitante no políglota. Pero vamos a descubrir más a lo largo de este artículo…
Maputo es una ciudad vibrante, con excelente vida nocturna, infinidad de restaurantes, mercados, lugares históricos, iglesias, museos, su propia fortaleza y está a orillas del Océano Índico… Eso sí, no exenta de peligros como muchas capitales africanas (y del mundo, claro).
Afortunadamente, el centro de Maputo es manejable y perfectamente “paseable”. Fortaleza, Mercado Municipal, catedral, estación de tren, diversos museos, Consejo Municipal, jardín botánico, cafés, playas, etc. se pueden recorrer a pie aunque, lo que realmente mola es coger una laranjinha.
¿Y qué es una laranjinha? Pues es una especie de taxi/scooter/armazón cuasi-esférico… Bueno, para que nos entendamos, un huevo con ruedas que, por poquito dinero, os puede llevar perfectamente de un sitio a otro o, tras ver los lugares que se encuentran más cerca entre ellos, acercaros a los lugares algo más alejados.
Y uno de eso lugares algo más alejados (pero no mucho) es el Mercado de Peixe. Sinceramente, no ya sólo el paseo por un mercado de productos procedentes del mar que siempre es un deleite, sino que es una de las experiencias gastronómicas que más me han gustado en toda África.
El plan es sencillo. Vas paseando y viendo el desfile de diversos tipos de pescado y marisco, eliges, te lo llevas a la “zona de comer” y te sientas. Al poco tiempo aparecerá un “notas” para preguntarte qué quieres cocinar y cómo. Se lo lleva, al rato te lo trae y alucinas.
Desde gambas (muy populares por allí), pasando por langosta hasta infinidad de pescado blanco, azul, grande, pequeño… ¡¡Una verdadera maravilla!!
No obstante, un aviso a navegantes… A veces tardan mucho en servir así que meted presión no vaya a ser que tengan que recordaros vuestro propio nombre y pedido cuando lleguen con los suculentos platos.
Otro de esos lugares no tan alejados, aunque un poquito más (a unos 35 kilómetros), es la Playa de Macaneta. Sencillamente, genial.
Aunque llegar requiere de algo de logística, merece la pena como escapada ya sea para darse un chapuzón en el mar, disfrutar de sus arenas o ver a los pescadores trabajando. Cerca de la capital, es lo mejorcito. ¡Otro privilegio!
Y para más privilegios, aunque el buen comer y cierta afinidad cultural siempre lo son, también lo es la situación geográfica de la ciudad ¡¡y mucho!! ¿Y cómo es eso?
En primer lugar, porque es la puerta para descubrir todas las maravillas que esconde Mozambique como lo son, entre otros: Tofo, Quirimbas, Vilanculos… (anda que… los nombrecitos se las traen… Maputo… Vilanculos…).
En segundo lugar, porque está muy cerca de otras maravillas más allá de sus fronteras como son, por ejemplo, el Parque Nacional de Kruger en Sudáfrica, si os queréis hacer un excelente safari, o Suazilandia si quieres conocer otras culturas africanas visualmente impactantes.
En tercero y último lugar, a diferencia de algunos países africanos, llegar a Maputo no es muy complicado desde Europa.
¿Qué más se puede pedir? Pues ahí os la dejo. Ya en otra ocasión os hablo más de este espectacular destino porque lo merece.
¡Hasta la semana que viene!
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