¿Por qué son los países del Golfo Pérsico diferentes al resto de los países islámicos? ¿Por golfos o por pérsicos? si pudieses visitar uno, ¿cuál elegirías?
Yo lo reconozco, me encantan. Todos ellos, aunque tengo mis preferencias. Cada uno tiene su encanto. Algunos se pueden visitar en un fin de semana. Otros, en cambio, necesitan mucho tiempo. Eso si, tienen algo en común: hace unos 80 años, la mayoría estaban poblados en gran parte por pastores de camellos, tribus nómadas y pasando sus días bajo un sol de justicia.
Un buen día, de repente, alguien pegó un picotazo al suelo y ¡PÁCATA! Salió un chorro de un liquido negruzco y espeso que iba a cambiar muchas cosas. De momento, la ropa del hombre que pego el picotazo, que quedo el pobre como la foto del “antes” de un anuncio de detergente. Después, la economía de la región cambió radicalmente hasta influir de forma significativa en la mundial.
En las últimas décadas parece haberse desatado en estos países una carrera por ser el más notorio, el de los rascacielos más altos, el de los hoteles más lujosos… Los que habéis tenido la oportunidad de visitar Qatar, Kuwait, Arabia Saudí, Bahrein o Emiratos Árabes Unidos lo habréis podido comprobar. Impresionan, ¿eh?
Cuando en Madrid se construyeron las llamadas Torres KIO (o Puerta de Europa) creíamos que aquello era la entrada en la era de las ciudades del futuro. Estas torres, en Qatar por ejemplo, ni se verían porque hasta cualquier kiosco de algún Mohamed las taparía en su totalidad. Serían los edificios de los guardeses como mucho.
Se miren por donde se miren, son lugares que ofrecen un contraste novedoso y oportunidades de ver cosas que pocos sitios pueden mostrar.
En concreto, hoy os voy a hablar de Kuwait. Un país pequeño del que, a priori, no esperaba mucho pero que nos sorprendió gratamente. Mi hermana Lara (gran amante de los viajes también) y yo pasamos unos días allí que no olvidaremos. Aquí van unas pinceladas de lo que vimos.
Lo primero que te deja anonadado es la cantidad de rascacielos que van saliendo como setas por Kuwait City. Da la impresión de que los hacen antes que las infraestructuras porque no hay casi aceras a su alrededor. Tampoco hacen mucha falta, la verdad, porque cuando las mezquitas llaman a la oración a grito “pelao” te llevas tal susto que levitas por encima de las farolas.
La primera vez que oyes algo así como: “¡¡¡ASHADUJALAAAAAAAA!!!” por todas las esquinas a un volumen de discoteca after-hours te crees que va a estallar la tercera guerra mundial. Si te pilla en la cama (bastante normal por las horas del primer rezo), estampas la cabeza contra el techo. Tranquilos, nos ha pasado a todos. Nosotros dos no fuimos menos y lucimos con orgullo nuestro chichón.
Algunos rascacielos tienen formas caprichosas, otros monumentales… La mayoría son maravillas arquitectónicas. Da gusto verlos de día y de noche.
Entre rascacielos y calles iluminadas, esta ciudad tiene un paseo marítimo que es una delicia. Con una playa grande llena de gente por las noches haciendo su versión del “botellón”. Bueno, como aquí el alcohol no está permitido, se dedican a fumar shisha (o cachimba) por lo que sería “shishón” o “cachimbón”.
Pero no todo es modernidad y restaurantes occidentales. Kuwait fue invadido a principios de los 90 por Saddam Hussein. Existen todavía vestigios de aquellos días de muerte y devastación y tuvimos la suerte de visitar la casa Al-Qurain donde murieron muchos kuwaitíes defendiendo su territorio. Sólo de pensar lo que allí ocurrió, explorando el interior y los alrededores, te da mucho que pensar. Sobre todo en lo afortunados que somos, por ejemplo, en este momento. Vosotros, que me leéis y yo, que os escribo. Alejados de conflictos más allá de pelear con la vecina de arriba porque cambia los muebles de sitio a las 03:00am.
Ahora que lo pienso, a mí ya me afectó la guerra del Golfo en el año 91. Yo vivía con una familia americana en una base aérea militar en el estado de Nuevo México, USA. Cuando llamaron a incorporarse al frente al cabeza de familia, sólo me dio una instrucción: “José (o Llousi, como dijo él), me voy a la guerra y tú, solo con mi mujer, simplemente… NO TE QUEDAS…”. Así que tuve que salir por patas con mi pesada maleta por las calles de Albuquerque. No, no falta una “r”, listillos.
Volviendo al siglo XXI y a Oriente Medio, aunque en el 91 Kuwait me dejara sin techo (o los celos del capitán), recuerdo este país como una de las grandes sorpresas de la región. Largos paseos por la playa, caminar entre rascacielos, buena comida y un ambiente sosegado nos dejó muy buenos recuerdos antes de ir a destinos mucho más activos.
Nos sorprendieron también las singulares señales de tráfico, la posición de la mujer en la sociedad y sus oscuros atuendos, el estruendo en las calles de aquellos que alardean de sus Ferraris tras dejar aparcado hace unos días su camello y, en general, el afán de su pueblo por ocupar un lugar de privilegio en el mundo como nación. Todo un mar de contrastes.
A modo de nota adicional, y como muchos de sus vecinos, Kuwait es un país que se nutre de mano de obra barata de países como Bangladesh. Bajo el duro sol y un calor intenso, estos humildes habitantes trabajan de sol a sol. Llevan los taxis, limpian las oficinas, etc. Mis respetos para estos aventurados trabajadores. Un día de estos le dedicaré un post a vuestro extremadamente hermoso país.
Y por hoy os dejo pero os prometo que poco a poco os iré desvelando los otros países del Golfo “insha’Allah”. Algunos son realmente sublimes. Si alguien tiene alguna preferencia… ¡que la manifieste! Que no soy adivino…
Hasta la próxima semana. ¿¿Dónde nos iremos?? Por aquí, por allá… ya alguien hace sus quinielas…
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¡Arabia, Arabia Saudita, José Antonio! ¡Háblanos en tu próximo relato de Arabia Saudita, ese país tan hermético para los infieles!
Ok, te prometo hablar de Arabia Saudí cuando vuelva a escribir sobre Oriente Medio! Que será pronto. Un abrazo!
José Antonio, no me acabo de creer que conozcas tan bien el mundo entero, tengo la impresión que os sacás aventuras de la manga. Para salir de dudas y quedarme tranquilo, haceme el favor, brother, y decime si habés estado en estos diez lugares remotos, que son huesos duros de roer. A ver si al menos conocés el 50 por ciento de ellos.
Acá van, y buena suerte:
– Chipre del norte (la parte turca)
– Timor Oriental (país nuevo que antes era parte de Indonesia)
– Somalia (la ciudad de Hargeisa, por ejemplo)
– Ras Musandam, fragmento desgajado de Omán (¡acá sí que os agarré, brother!)
– San Tomé y Príncipe, pero las dos islas
– Las Islas Caimán (colonia británica en el Caribe) más Bonaire (colonia holandesa) y la isla de Tobago.
– Wallis y Futuna (colonia francesa en Oceanía)
– Papúa Nueva Guinea, pero no la isla principal, sino para hacerlo más difícil todavía decime si conocés el archipiélago de Bismarck (la isla de Nueva Bretaña, por ejemplo)
Y por último los dos pequeños países de Lesoto y Suazilandia, dentro de Sudáfrica, más Kosovo en Europa y Nauru en Oceanía.
Acá os quiero ver, José Antonio, veamos tu calidad viajera. Si pasás de cinco sitios de los diez o doce indicados me quito el sombrero ante vos, brother. Y si no, pues os habré desenmascarado.
Espero con impaciencia la respuesta.
Un abrazo
Hola Isaac, hacía tiempo que no me sometías a examen!! veo que agarras el mapa del mundo y lo estudias con detalle buscando lugares muy fuera de lo común. Como en la anterior ocasión, y de nuevo sin ánimo de pretender nada, no tengo otra opción que decirte que he estado en los doce. Sin excepción. No obstante, los dos primeros ya los incluiste en tus preguntas anteriores. No te preocupes que los iré sacando poco a poco y me verás sonriente en las fotos y contando cosas que no se encuentran ni en internet ni en las guías. Algunos de los que mencionas son particularmente raros para los viajeros como por ejemplo Nauru, Somalia y Wallis y Futuna. A mí me encantaron pero entiendo que poca gente vaya. O tienen poco que ofrecer a un turista convencional o están muy lejos o son peligrosos. Jamás he escrito sobre lugares que no haya visitado ya que no le veo el sentido a inventarme nada, la verdad. No gano nada. Eso sí, cuando recibo mensajes de este tipo, más me doy cuenta de que quizá, como dices, me haya convertido en un viajero especialmente poco usual. Un abrazo!
Acá os agarré José Antonio. Cuando os requerí escribir sobre Arabia Saudí vos replicaste que me prometías escribir sobre este impenetrable país pronto, cuando volvieras a escribir sobre Oriente Medio. Pero pasaron las semanas y los meses y escribiste sobre Omán y el agente 007 James Bond. ¡Pero siempre omitiste Arabia!
¿Viste brother?
Empiezo a sospechar que vos no habés estado en este país de Arabia, pues allá no hay turismo y sólo permiten la entrada a los musulmanes que van a La Meca. Yo no he oído hablar de ningún viajero no musulmán que haya estado en Arabia, pues al infiel que lo intenta los árabes lo lapidan o lo cuelgan de una grúa por el cuello hasta que se muere. Y me consta que vos no sos musulmán. Decime la verdad, José Antonio ¿Habés estado en Arabia o lo decís para presumir? Si habés estado lo tenés que demostrar y escribir sobre Arabia, os lo aviso. Y el que avisa no es traidor.
Querido Isaac, no desesperes! Simplemente le he reservado a este destino que mencionas un lugar especial en una ocasión especial. No creo que sea el único viajero que haya estado allí (aunque soy consciente de que son contados) y, respondiendo a tu pregunta, sí, claro que he estado y, como te dije en su día, lo verás con tus propios ojos. No hay necesidad de inventarse nada! Un abrazo!