FAKARAVA: Un Atolón Espectacular – Parte I

Fakarava sign Siempre he tenido especial predilección por los lugares remotos, por aquellos de los que se habla poco. Quizá despiertan una curiosidad irrefrenable dentro de mí que provoca que haga lo posible por llegar a la mayor brevedad posible. (Sólo de pensarlo, estoy escribiendo con una mano y con la otra haciendo la maleta).

Entre mis lugares remotos preferidos están los atolones del Pacífico. Para aquellos de vosotros que no estéis familiarizados con el término “atolón”, os diré que son islas coralinas que forman un anillo y albergan una laguna en su interior. Se crean a partir de una isla volcánica oceánica que, al hundirse, deja en forma de islotes el coral que había crecido a su alrededor. Algunos atolones son de una belleza indescriptible. Echad, echad un vistazo en Google si buscáis “atolón”.

Hoy os voy a hablar de uno en concreto. Uno al que se puede llegar sin grandes complicaciones (¡ojo, que no sea difícil llegar no quiere decir que no esté lejos!). Uno que hará las delicias de los amantes de lo lejano, los paraísos y, especialmente, de los amantes del buceo con tiburones. Sí, sí, con tiburones, porque si no hay tiburones yo no me meto en el agua. Faltaría más.

Atolón desde el aire

He dicho que se puede llegar sin grandes complicaciones porque se puede llegar en avión y, si se puede llegar en avión, es fácil para todos. Ya os daré lugares remotos de verdad, ya. De momento, es un buen comienzo. Estamos hablando de Fakarava, en el archipiélago Tuamotu (qué exótico suena, ¿verdad?) en la Polinesia Francesa. ¡Venga! ¡Todos al mapa!

Generalmente se llega allí desde Tahití o desde Rangiroa (también en las Tuamotu). Lógicamente, es un destino para ir si habéis decidido pasar las vacaciones o estáis de paso por la Polinesia Francesa y queréis ver algo diferente a Bora-Bora, Moorea y/o Tahití. En Fakarava no hay grandes resorts como en las anteriores y la experiencia es más auténtica. No digo que estas tres islas no sean una maravilla pero, habiendo pasado más de un año dando vueltas por el Pacífico de isla en isla y tiro porque me toca, creo que, con cierto criterio, puedo decir que merece la pena salirse un poco de lo habitual si ya se está en la zona.

El vuelo en sí ya es un regalo para la vista. Atolón tras atolón, un mar azul repleto de diferentes tonalidades a cada cual más atractiva… hasta que el avión toca tierra. ¿Lo mejor de los atolones? Mar por los dos lados. Siempre. Por un lado, la tranquila laguna. Por el otro, el rugiente océano.

Los atolones lejanos que no alojan en su tierra alguna población de relativo tamaño (como Funafuti, en Tuvalu, o Tarawa, en Kiribati -ya os hablaré de esos también, paciencia-), suelen tener un pequeño poblado (los que están habitados) y luego casitas esparcidas por aquí y por allá. Según el nivel de desarrollo tendrán lugares para pernoctar más o menos sofisticados. En el caso de Fakarava, hay algunas opciones que aportan suficiente confort sin estropear el idílico paisaje.

Habitación Fakarava

Yo llegué a mi alojamiento y me dieron una habitación que se llamaba “Robinson Crusoe”… ¿Qué más podía pedir? Un pequeño aseo abajo y, arriba, en una estructura de madera, una cama con su correspondiente mosquitera y una vista al mar (bueno, aquí no es muy difícil) espectacular. Estaba listo para unos días de relax, aprender de las costumbres locales y, como no, disfrutar del mar.

A golpe de pedal me fui de un lado al otro de la isla. Palmeras, playas desiertas, muy poca gente y la brisa marina azotando mi cara. Creedme, yo no soy un fanático de la playa en sí pero en los atolones siempre me siento un rato a pensar en lo afortunado que soy de poner mis nalgas en tal lugar. Miro al horizonte y pienso en mi vida, en lo que está por llegar, en mi familia, en mi mundo y guardo el momento en mi memoria. Si algún día me siento triste, cierro los ojos, vuelvo a depositar mi trasero en la arena y se me quitan todas las penas. (Continua en la Parte II para que podáis ver los tiburones y mucho más…)

4 reflexiones sobre “FAKARAVA: Un Atolón Espectacular – Parte I

  1. Emma

    Estoy intrigada por saber que pasó y como te fue por las los atolones. Debe ser algo muy especial, sobre todo el abrumador silencio…

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  2. Vladimir

    Este reportaje de Usted mucho insolito, poderoso y substancia aventurera a 100 por cien en isla exotica de remoto alcance y cabaña de Robinson Crusoe original. Usted primera persona que yo leo sobre este lugar tan casi imposible para solo aventureros de gran categoria como Usted. Merece maximo puntos, 10 puntos sobre 10 puntos. Felicidades y un abrazo. Usted transmite ilusion y ganas de viajar. Yo siempre cada lunes soy su seguidor.

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