¿Ya conoces muchos países de Europa pero buscas nuevos destinos? ¿Has ido a los Balcanes? Como primer destino de Europa en este blog, vamos a visitar Kosovo. Un país que lo es o no lo es… Según quién lo diga y en qué momento…
Hoy saltamos de Bolivia a Europa. También lugares inusuales en este continente y yo diría que muchos. Una de las zonas que más contrastes tienen, para mí, es en la que están los países que formaban la antigua Yugoslavia (sin olvidar algunos de sus colindantes como Albania).
Darse una vuelta por ciudades como Sarajevo en Bosnia y Herzegovina, Dubrovnik en Croacia o Kotor en Montenegro es, sencillamente, un lujo para los ojos y/o los sentidos. Cada una con lo suyo. Desafortunadamente, algunos lugares nos suenan a guerra, muerte y destrucción. Uno de ellos es, sin duda, Kosovo.
Desde su independencia unilateral de Serbia en 2008, han sido 110 países los que han reconocido su soberanía. El resto la sigue ignorando. Cada uno por sus propios motivos. En cualquier caso, es un hecho que funciona de forma independiente.
Fui allí con mi hermana Lara, a quien le encantan los lugares remotos también. De todas las experiencias que tuvimos y lugares que visitamos en Kosovo, me quedo con tres: Pristina, la capital, Prizren, hogar del “buen rollito” y Brod, el pueblito auténtico. Como dicen en el telediario: “Comenzamos…”.
En Kosovo, la mayoría de la población es musulmana y, por ende, hay mezquitas por todos lados. A veces pensamos que las mezquitas están sólo en el Magreb o en Oriente Medio… pero no. Por otro lado, su población parece haberse hecho fuerte ante los conflictos bélicos. Tanto aquí como en Belgrado (capital de Serbia) la gente salía de copas en medio de los bombardeos. Supongo que la idea sería algo así como: “Total, si me va a caer un pepinazo, mejor en un bareto con un güisqui en la mano que en mi casa con una cama en la cabeza y en vano”.
Llegamos a Pristina en coche procedentes de Macedonia y, para que os miento, nos esperábamos algo mejor. No es que la ciudad sea fea o bonita (que ni tan calva ni con dos pelucas) sino que tenía un aire de cierta tensión. Como si en cada esquina fuese a ocurrir algo. Ya fuera un atraco, que te cayera una maceta en el cabezón o que fuese a haber una reyerta.
Supongo que con los años la ciudad ha ido mejorando a medida que se consolida su nueva situación política pero, en aquel momento… ni sí ni no ni quito ni pongo… así que nos fuimos en dirección a Prizren (difícil de pronunciar, ¿no? Se me inflan los mofletes al tiempo que se me descontrola la lengua…).
Al llegar a la capital medieval de serbia (Prizren… mofletes, lengua…) no esperábamos nada pero… “¡ay fíjaaaateeee!” nos encontramos en la ciudad del “buen rollito” total. No sólo es una ciudad bonita sino que, además, allí están todos dándolo tutti, especialmente por las noches.
Un casco antiguo acogedor, pequeños restaurantes al borde del “río”. Nos lo pasamos pipa yendo de un sitio para otro rodeados de gente.
Desde allí, uno de esos días, cogimos el coche dispuestos a adentrarnos en las montañas. Nuestro objetivo: Brod. ¿Porqué? Pues “Brodquesí”.
Y vaya montañas… y qué precipicios… y cuanta niebla… y qué pocas vallas… y aquello cada vez más alto… y más niebla… y menos vallas… estrés, estrés… Hasta que llegamos a Brod. En plena montaña al sur de Kosovo, muy cerca de las fronteras de Albania y Macedonia. Lugar donde habitan los Goranis. Un grupo étnico diferente al de la mayoría del país (albaneses).
Después de secarnos las gotas de sudor frío de la travesía hasta tan remoto lugar, nos quedamos mirándonos como pensando… “manda carallo… isto parece as aldeas veciñas do Carballiño…”. Entre la niebla, las montañas, el verde profundo, la poca gente y casi todos mayores… hasta que la mezquita llamó a la oración y entonces ya sí que no sabes donde estás… porque no cuadra. Y quizá esa sea parte de lo entrañable del lugar.
El sitio era genial. Dimos un extenso paseo por las inmediaciones (bueno, ni tan extenso que es más una aldea que otra cosa) y nos dispusimos a tomar un café en lo que creíamos que era una cafetería o un bar subiendo unas escaleras en una casa grande.
Cuando entramos, unos cinco señores mayores se nos quedaron mirando perplejos con cara de: “¿Pero qué carallos?”. Digo mayores porque eran octogenarios… los más jóvenes… Tratamos de comunicarnos en inglés, por señas, por posturas, etc… hasta que quedó claro que queríamos un café. Yo no tomo café pero cualquiera se ponía a intentar pedir otra cosa. Lo mismo en plan Pictionary… pero tampoco parecían tener muchas más cosas. Yo creo que aquello, más que un bar, era el Club de Mus de Don Martiño el pastor.
Nos trajeron un café, si. Denso, “espesorro”, diría que bueno. Cafeína a tope… ¡puf! Todavía me cuesta dormir…
A partir de ahí, fuimos creando todos un nuevo idioma entre medias palabras, signos y posturas y es que, cuando te quieres comunicar, te comunicas. Nos partíamos todos de risa cada vez que terminábamos el proceso de entender una palabra. Nunca se nos olvidará ese café… ni la gran conversación. Al cabo de una hora habíamos hilado tres frases entre los siete. Qué máquinas.
Nos despedimos de nuestros nuevos amigos y, envalentonados por el café y sin riesgo de quedarnos dormidos por varias lunas, nos montamos en nuestro carruaje con botones y seguimos rumbo a Montenegro…
¡¡¡Hasta la próxima semana!!!
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José Antonio, he leído que los kosovares, al ser musulmanes, cuando declararon unilateralmente su independencia (que tanto Argentina como España no reconocen) destruyeron en Kosovo los Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO, que eran templos y monasterios cristianos antiguos construidos por los serbios, de gran belleza y valor arquitectural e histórico. En otros sitios he leído que los kosovares dejaron algunas ruinas, pero no los destruyeron del todo ¿Sabés algo al respecto? ¿Tenés fotos de esos sitios hechas por vos y noticias frescas de primera mano? ¡Gracias brother!
Hola Isaac, desafortunadamente no tengo fotos de esos lugares. Lo último que supe era que Kosovo quería formar parte de la UNESCO, lo cual, ha sido muy controvertido. Un abrazo!
Rusia y Espana no reconocen Kosovo como pais independiente, nosotros dos paises Rusia y Espana apoyamos a Serbia, pais eslavo amigo y hermano. Pocos paises grandes como USA y Canada y Alemania reconocen Kosovo independiente de Serbia por interes economia. Paises grandes que no reconocen Kosovo fuera de Serbia somos India, China, Rusia, Brasil, Argentina, Mexico, Espana, Argentina… y muchos muchos mas.