Cuando de variedad se trata, pocos países ofrecen tanto en el Pacífico como Nueva Zelanda. Aventuras inolvidables, paisajes increíbles, adrenalina a raudales, gente de buen rollo y mucho más como, por ejemplo, lugares tan mágicos como Matamata; particularmente especial para los seguidores de las trilogías de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit” de J. R. R. Tolkien.
Así que dejamos la maravillosa isla caribeña de Anguila en la que nos bañábamos en playas fantásticas y con delfines la semana pasada y nos vamos a buscar a Gandalf y sus amigos. ¡Adelante!
Probablemente, el nombre Matamata no os diga nada pero quizá Hobbiton o La Comarca (The Shire), sí. Y es que es en este lugar exactamente donde se rodó la saga de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”. Claro está que hay muchísimas más localizaciones en las que se filmaron estas maravillas cinematográficas pero es aquí donde se recreó Hobitton, la pequeña aldea (y centro neurálgico de La Comarca) en la que Frodo, Bilbo y compañía hacían sus quehaceres diarios. Es el lugar desde el que se partía hacia las aventuras y al que se llegaba tras vivirlas y derrotar a malvados seres todopoderosos.
Tanta huella dejaron estas aventuras en esta población de la Isla Norte de Nueva Zelanda que casi todo el mundo la conoce como Hobbiton directamente. Del nombre Matamata se acuerdan seguramente sólo sus vecinos y el repartidor de correo. Y tan profunda es esa huella que hoy en día muchos visitantes de todo el mundo llegan hasta aquí para sentirse en el escenario que les llevó a soñar una y otra vez con cubos inmensos de palomitas entre las manos.
Ya os hablé hace algún tiempo sobre una de mis aventurillas por Nueva Zelanda. En concreto, de aquel salto Bungy de 134 metros de altura que me puso tiesos los pelos de las orejas. Pues fue en aquel mismo viaje, cuando iba por la Isla Norte, cuando me acerqué a Matamata y, la verdad, me encantó.
Me dediqué a pasear por allí entrando en las casas de los hobbits. Desafortunadamente no están los interiores (sólo faltaba que estuviera Frodo esperándote allí con sus pies grandes y peludos y una paella de marisco) pero se puede entrar. Como podéis ver, fui hace ya algunos años (se ve mi cara de hogaza de aquel año, ¿no?) pero he podido constatar que ahora lo han mejorado bastante y está más decorado de lo que veis en mis fotos.
Da gusto ir por el campo, el lago, los recovecos… Cogí un guía que me iba diciendo cosas como: “Aquí Gandalf pegó las tres voces…”, “Allí Frodo se hurgó la nariz…”, “Allá Bilbo se acomodó el paquete…”. Muy entretenido y eso que yo no soy un súper “friki” de éstas películas (aunque me gustan mucho). Además, puedes ir viendo las fotos que ilustran cómo se veía cada lugar en las películas e incluso en plena filmación.
No es la primera vez que os hablo de un set de cine, ¿os acordáis? En la ocasión en la que os presenté San Vicente y Las Granadinas ya os conté algo sobre las risas que se echaba por allí Johnny Depp en el rodaje de Piratas del Caribe.
Si os gusta el cine, los sets de ciertas películas siempre te hacen pasar un buen rato. Tan bueno como simbólico. En Hobbiton puedes respirar, oler y sentir lo mismo que Frodo y Bilbo Haggins, seguir los pasos de Gandalf, sentarte a la sombra de los mismos árboles… Vamos, que si te quieres sentir en la Tierra Media, éste es tu sitio.
Yo recomiendo que, si vais a ir, veáis las “pinísculas” antes para que la experiencia entre en una nueva dimensión.
En varios lugares de la Isla Norte y la Isla Sur del país se pueden encontrar muchas y diferentes localizaciones del rodaje si sois fans a tope. Eso sí, ésta es la más significativa. Tanto así que hasta se ha construido el The Green Dragon Inn (como en las trilogías). Un hotelito-taberna que va a disparar vuestra imaginación en cada esquina y en el que te puedes quedar a dormir si quieres.
Y con Gandalf y compañía, os dejo.
¡Hasta la semana que viene!
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