¿Qué se siente al saltar al vacío desde 134 metros? ¿Qué tiene Nueva Zelanda que atrae a tantos aventureros? ¿Porqué acojona más el Bungy Jumping que el Sky-Diving? Hoy os respondo a estas preguntas en el primer post sobre este magnífico país. No es un lugar raro o desconocido pero ofrece muchas opciones.
Esta semana dejamos el alucinante Great Blue Hole de Belice y nos vamos a Nueva Zelanda. Se podría escribir mucho sobre este destino y lo iré haciendo poco a poco. He tenido la oportunidad de ir en varias ocasiones y siempre que voy al Pacífico no dejo de quedarme unos días si las conexiones de vuelos son buenas.
Nueva Zelanda es referencia a nivel mundial en actividades de aventura. En concreto Queenstown en la isla Sur. Este hecho hace que muchos viajeros de todo el mundo se crucen medio mundo para disfrutar de lo lindo. Si a eso le sumamos que tiene unos vinos excelentes y unos atractivos paisajísticos y culturales de altura… Nos encontramos con un destinos que tiene algo para todos.
En está ocasión me voy a centrar en una experiencia que seguro que habéis oído alguna vez o, porqué no, disfrutado: el Bungy Jumping. Fue en este país donde se inventó esta actividad (en su versión recreativa ya que la original viene de Vanuatu).
A mí, todo lo que sea adrenalina y emoción, me gusta. Es más, creo que lo he hecho todo en ese aspecto aunque ¡¡¡cada día se inventan algo nuevo!!!
Llegué a Queenstown con la mente fija en hacer el salto más alto del mundo (que lo era en aquel momento). Fui al lugar, compre mi ticket y me dieron cita ¡¡para dos días después!! Mal asunto… Por un lado, muy excitante, por otro… Sinceramente, a estas alturas de mi vida yo pensaba: “¿Qué necesidad tengo yo de tirarme desde ningún sitio? ¿Para demostrar qué a quién?“. Si algún día vais a hacer algo así, que os den un ticket par saltar a los cinco minutos y no os dé tiempo a pensar…
Me pasé dos días haciendo de todo (entre otras cosas, haciéndome esas preguntas una y otra vez) hasta que llegó el día D. Me metieron en un autobusito con un montón de adolescentes enfervorecidos que se contaban a voces cosas de… yo qué sé… pues cosas de adolescentes enfervorecidos…
El lugar (y el salto) se llama Nevis y se llega a través de unos cañones y un paisaje semiárido espectacular. No está mal para ir entrando en calor. Eso sí, a medida de nos acercábamos, la gente se iba callando y nos mirábamos todos como diciendo: “¿Quién coñ… me mandaba a mí venir hoy aquí?“.
Llegamos, nos pesaron como a cabras en un mercado y nos escribieron el peso en la mano… Aquí no pides tú el turno, lo pide tu peso… Y yo ese año, lo reconozco, estaba cual cebolla (las fotos hablan por sí solas). Como estaba en el grupo de los “gordinflillas” en comparación con mis flacuchentos acompañantes, me tocó en la primera tanda. Y eso que entré metiendo estómago a tope, casi sin respirar, para camuflarme…
No existe puente en Nueva Zelanda tan alto así que el salto se lleva a cabo desde una cabina suspendida a 134m (440 pies) entre dos montañas soportada por larguísimos cables de acero. Hay que verlo para creerlo. Se te caen los pelos de las orejas sólo con mirar. Sí, a estas edades te salen pelos en las orejas…
Claro… Ahora había que llegar a la cabina… Pues te montan en una especie de mini-teleférico que va precisamente por el cable de acero. No sé, a mí me daba la impresión de que aquello se iba a soltar e íbamos a pegar todos nuestro último grito.
Mientras llegábamos a la cabina, una persona que parecía tener algún año más que yo, me dijo: “Menudo salto, ¿eh?”. A lo que yo le respondí: “Sí, una pasada. ¿Qué peso tienes? ¿Sabes en qué turno saltas?”. Y no se hizo esperar su respuesta: “¿Saltar? ¿Yo? ¡Por supuesto que no! ¿¿Estás loco?? Yo estoy aquí como tú, supongo, acompañando a mi hijo… Por cierto… ¿Cuál es el tuyo?”… Sin comentarios…
Llegamos a la cabina del terror. Y digo del terror porque para colmo, ¡¡¡el suelo es transparente!!! Así que no sólo estás allí sin poder escapar a ningún sitio sino que, además, estás condenado a escuchar los gritos desgarrados de los que saltan delante de ti y a ver el pequeño río y las piedras allá a lo lejos a través del suelo. Tétrico.
Cuando ya estás cerca de tu salto te sientan en una silla que parece de dentista y te explican cosas que te entran por un oído y te salen por el otro. Y llega tu momento… Te atan unas cuerdas a los tobillos, etc… (Todo muy organizado) y vas caminando a pasitos pequeños (como cuando estás en el baño y tienes que salir corriendo con los pantalones por los tobillos a agarrar el papel higiénico que se ha ido rodando misteriosamente) hasta un cuadrado metálico en el que sólo entras tú (y que está ya fuera de la cabina).
En ese momento te sueltan. Sólos tú, la cuerda y el cuadrito metálico. Cuentan hasta tres de forma regresiva y saltas. Para meterte más presión, ya te dicen que si no saltas en ese momento, que salgas y dejes paso al siguiente (y te vas sin saltar… Y sin tu dinero…).
¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! Jump!!!! ¡¡Aaaaaarrrggggg!! ¡¡¡Eeeeeeeeehhhhhh!!! ¡¡Banzaiiiiii!! ¡¡¡Te quierooo Cucufataaaaa!!! ¡¡¡Caraaaajoooooooooooooooo!!! (Aquí cada uno grita lo que le nace). Son 8,5 segundos de caída libre. Creedme, da tiempo a pensar en tu familia, en tu vida, en porqué siempre lavas el coche el día que llueve… En fin, en un montón de cosas mientras las comisuras de los labios se te juntan con las orejas. Súper guapos todos…
La cuerda elástica da todo lo que puede de sí hasta rebotar hacia arriba. Y luego para abajo otra vez y así hasta que quedas suspendido en el aire siendo consciente de lo que acabas de hacer. El suelo está no muy lejos, la cabina sí pero tienen un sistema para subirte. Una vez arriba ya te pueden sacar una foto con los ojos desorbitados pero con una sonrisa evidente…
Las sensaciones son únicas aunque entiendo que no para todo el mundo. Si se os ocurre hacerlo algún día, recordad que siempre es mejor mirar hacia delante, no hacia abajo. Y siempre con empresas de reputación. Que ha habido accidentes serios por ahí…
En referencia a la pregunta que formulaba al principio del post, la verdad, para mí, da mucho más susto el Bungy Jumping que el Sky-Diving. Yo creo que la diferencia está en tener o no una referencia del suelo. En el Sky-Diving está todo tan lejos que no diferencias nada. En el Bungy ves las piedritas al final, eres más consciente de la altura, da más vértigo… Y así ha sido cada vez que lo he hecho… Y van varias… Otro día os cuento una experiencia de Sky-Diving.
¡¡¡Hasta la semana que viene!!!
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Buen lunes a todos¡¡ Reconozco que me he puesto hasta nervioso leyendo el post. Me gusta mucho la aventura y la adrenalina, me gusta hacer de todo, pero reconozco que el Bungy Jumping y el Sky-Diving no lo pienso hacer nunca. Esa sensación de no controlar lo que está pasando, me supera.
Por otro lado, espero algún día visitar Nueva Zelanda, tiene que ser espectacular y además hay buenas olas :). Lo más cerca que he estado es Australia.
Un abrazo¡
Hola Mario! Como decía, no son sensaciones que a todo el mundo le agraden. Ya escribiré más sobre Nueva Zelanda! Y enhorabuena por ese viaje a Australia que ya está bastante lejos! Un abrazote
José Antonio, acabo de leer que un turista te preguntó si tu hijo se iba a tirar también. Pero no explicas si al final él se tiró o sólo te acompañaba y él no se tiró y vos sí. No me ha quedado claro. Os tirastes los dos o sólo vos? Sos muy valiente tú y tu hijo, brother, yo no hubiera podido tirarme y mi hijo tampoco..
Hola Isaac! No, él no se tiró. Tan sólo acompañaba a su hijo y pensaba que yo acompañaba al mío pero yo no tengo hijos! Ni iba con nadie. Se quedaría pensando que yo estaba loco… Un abrazón!
Aventura poderosa con emocion fuerte. Yo he leido a un amigo ruso que verdadero puenting se practica en Vanuatu, una isla llamada Pentecostes. Tal vez Usted no cierto y verdadero cuando escribe:
Fue en este país donde se inventó esta actividad (en su versión recreativa ya que la original viene de las Islas Salomón).
Yo pensar que Pentecostes, en Vanuatu, es original. Usted afrima Salomon. Pero yo no se verdad, yo solo leo de otros que saben mucho, como Usted y mi amigo ruso.
Un abrazo
Hola Vladimir, si lees mi post sobre Vanuatu (http://www.travelzungu.com/es/vanuatu-un-pais-que-lo-tiene-todo/), verás que expliqué que fue en Pentecostés donde se inventó (yo creo que ya lo habías leído). En Nueva Zelanda, es la versión recreativa pero veo que en el post cambiaba la referencia. Ya está. Por cierto, no es lo mismo el Bunjy Jumping que puenting! Abrazos!