SÍDNEY, AUSTRALIA: Una City de Altos Vuelos

Encantadora, diversa, tremenda, divertida, seductora… Así es una de las puertas al Pacífico y la ciudad más grande de Oceanía. Una de las grandes del mundo, reconocible por todos y soñada por muchos. ¡Bienvenidos a Sídney!

DSC02602

Como seguro que estáis la mayoría tirados en alguna hamaca, os lo voy a poner fácil hoy. Nada de destinos raros aunque sí lejanos. Por primera vez os voy a hablar de Australia en este blog y lo vamos a hacer comenzando con un lugar emblemático. Así que dejamos la salsa y los casinos de Aruba del lunes pasado y nos vamos a Oceanía, ese continente que tanto me gusta. ¡Vámonos!

DSC02584

A pocas ciudades se le pueden poner tantos adjetivos positivos como a Sídney y es que tiene de todo. Arte, deporte, vida nocturna, paisajes, mar, playas, gastronomía… A mí, la verdad, me gustó mucho y pasé varios días allí en mi primera visita a Australia.

Lo cierto es que, por unos motivos u otros, he pasado varias veces por este país que viene a ser el hermano mayor del continente. Pero aquella primera vez es la que más recuerdo.

DSC02595

Un gran amigo mío y yo llevábamos un buen tiempo viajando y decidimos terminar aquel periplo con una semanita en la ciudad y sus alrededores. No creo que ni él ni yo vayamos a olvidar lo que allí vivimos.

Por un lado, aparte de que mi plan preferido en Oceanía es más ir de isla en isla con un pareo y comiendo cocos, también me gustan mucho las grandes ciudades. Cuantos más rascacielos, mejor. Y por aquellos lares no es fácil de encontrar si nos salimos de este país o, en menor medida, de Nueva Zelanda.

DSC02593

Caminar por la calle entre edificios me fascina. Sumergirme entre gente ajena, meterme en un restaurante escondido en un callejón, coger un autobús, mirar a los viandantes en los semáforos, compartir una cerveza con amigos de otros acentos… Es una gozada. Lo bueno es que para hacer esto no hace falta irse tan lejos pero allí es donde estaba yo en aquella ocasión.

DSC02596

Tras disfrutar de los placeres urbanos, le dije a mi amigo que me siguiera. Él no sabía a dónde iba y antes de que se diera cuenta estaba a punto de firmar un documento que eximía a una empresa de actividades de aventura de responsabilidades por cualquier eventualidad derivada de la práctica del skydive (caída libre, paracaidismo…). Le dije: “Tú mismo, yo voy a ir…”. Como es otro aventurero, me respondió: “Y yo… ¡Pero en qué líos me metes!”. Firmó y salimos hacia los alrededores de la ciudad. Si recordáis, me quedó la espina clavada por aquél viaje a Panamá que terminó salvándome la vida (lo podéis leer aquí) y no me iba a quedar sin probar el placer de volar.

DSC02587

Uno está muy crecido cuando va a pagar el asunto y tal pero cuando llegas allí al aeropuerto y ves la avioneta y un montón de gente metiéndose con los ojos perdidos, te haces un poco de caquita, la verdad.

Una vez a 4000 metros de altitud, va todo muy rápido y cuando llega la hora de saltar no puedes pensar. Tampoco te dejan. Allí íbamos todos arrastrando nuestros traseros por el suelo del avión hasta la salida al grito de “¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!“. Saltan los que están delante de ti y tienes que sentarte con los pies colgando en la puerta y saltar a la de tres porque llevas más gente detrás con los ojos desorbitados. Mira, mejor así, porque si te lo piensas mucho, te atornillas al suelo y no te mueven ni con agüita caliente.

DSC02597

A diferencia del Bungy Jumping como el que os conté que hice en Nueva Zelanda, es que en el Skydiving no tienes una referencia clara del suelo y la distancia. ¡Está demasiado lejos! Pero eso facilita las cosas. Al final, suspiré y me dejé caer hacia delante… Empezaron unos segundos largos e increíbles… seguían pasando y yo daba vueltas con los carrillos deformados… el suelo empezaba a tener sentido, el paisaje y sus detalles cobraban nitidez… pasaban los segundos y, de repente, ¡ZACA! Sale el paracaídas y el arnés que me unía a él me puso las gónadas en las orejas. Un tirón muy fuerte por el cambio de velocidad. Pegué un grito contenido y puse mi mejor cara (deformada por el aire) hasta aterrizar plácidamente en tierra firme.

Fue una gran experiencia pero ¡prometo ponerme bien el arnés la próxima vez! Porque fue de traca el tironcito.

DSC02615

Sídney nos tenía más sorpresas reservadas pero eso ya será la semana que viene.

¡Buen verano a todos (o invierno a los que estéis en el otro hemisferio) y hasta el lunes!

¿Te gusta lo que lees? ¡Difúndelo!

 

¿Quieres recibir los siguientes posts en tu correo?

¡Suscríbete a TravelZungu aquí! ¡Lo pasarás bien!

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>